Sin atreverse aún a hablar de “saqueos”, pero con la sospecha que genera la simultaneidad de casos, el gobierno de Alberto Fernández monitorea la serie de robos a supermercados y comercios por parte de grupos en su mayoría de jóvenes que se dieron, con diferencia de pocas horas, en las provincias de Córdoba, Mendoza, Neuquén y un intento frustrado en la ciudad de Buenos Aires. En las últimas horas, de hecho, comerciantes del conurbano bonaerense bajaron sus persianas.
Los funcionaros mantienen la prudencia ante la ola de agitación, pero desde el kirchnerismo duro creen que hay un plan para “desestabilizar” al Gobierno, con un objetivo electoral. Por un carril paralelo y a una velocidad distinta de la que maneja el Gobierno, la alerta se disparó entre comerciantes, que como se observó a través de los distintos medios, apuraron este mediodía el cierre parcial o total de las persianas y rejas metálicas de sus negocios.
Tanto en Flores como en Once, la policía de la Ciudad acudió a las zonas luego de recibir llamados sobre presuntos saqueos. “Allí la actividad se desarrollaba en forma normal, sin ningún tipo de irregularidad”, remarcó la fuerza en un comunicado oficial. “También ingresó un llamado en el que se daba cuenta de posibles ilícitos en comercios de una galería en la avenida Pueyrredón al 100, en la zona comercial de Once”, agregó la policía porteña, que verificó y no comprobó la denuncia.
En José C. Paz, el distrito del oeste del conurbano que gobierna Mario Ishii, en tanto, los comerciantes de la zona céntrica también bajaron las persianas ante rumores de posibles saqueos, que no se concretaron. Allí se escuchó a varias personas anticipar los ataques a voz alzada y quedaron registrados algunos videos.