Los padres y alumnos de un colegio de La Pampa acondicionaron un aula para incluir a uno de los chicos que tiene sensibilidad auditiva por su cuadro de autismo.
Se trata del colegio Ciudad, de General Pico, donde ahora las patas de las sillas y de los pupitres tienen pelotas de tenis para que, al moverlos, no se escuche el ruido de la fricción con el suelo.
Esta propuesta no es un hecho aislado, sino que surge de una mirada integral e inclusiva que hay en La Pampa: del total de alumnos que tienen discapacidad, el 98,5% va a la escuela común.
La provincia tiene 97.209 alumnos, de los cuales 1998 tienen alguna discapacidad. Además, tienen prioridad para elegir la escuela estatal que quieran y, si lo necesitan, tienen garantizado el transporte público por el Estado.
En el resto del país, el alumnado con discapacidad que iba en 2020 a escuelas comunes alcanzaba apenas al 60%, según los datos del Relevamiento Anual del Ministerio de Educación de la Nación.
Los padres de los niños con discapacidad no quieren que desde las escuelas comunes ordenen que sus hijos deban pasar a una escuela especial porque impiden la socialización en un contexto más amplio y diverso.
Además, asegurar la inclusiones es un derecho humano reconocido por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, un tratado internacional que está por encima de todas las leyes de nuestro país.