Un shock primero y un estresazo después fueron las consecuencias del mail que el Magno College de Pilar les produjo a Doretta Di Marco y Pablo Basz, los padres de Emanuel, un chico de 10 años, discapacitado, que asiste a esa institución hace cinco años, junto a su maestra integradora y a su acompañante terapéutica. "Queremos informarles que su hijo no podrá ser matriculado para el ciclo 2023".
Así empezaba el mensaje enviado el 30 de octubre a las 18 horas. "Un baldazo de agua helada", señalan Doretta y Pablo. "Entendemos la importancia de enviar esta notificación de forma temprana para que cuenten con el tiempo necesario para planificar la continuidad pedagógica en otra institución educativa", se lee en otro párrafo.
El mail, que no tiene firma de ninguna autoridad ni directivo, concluye con un "deseamos que encuentren una institución educativa que satisfaga todos sus requerimientos y las necesidades particulares de sus hijos". Si bien Pablo y Doretta tienen a las gemelas Giulia y Dana, el mensaje fue enviado a los padres de otros siete alumnos con capacidades diferentes.
Emanuel es un chico sociable, querido y querible, alegre y lleno de vida, que padece síndrome de Hunter, una enfermedad poco frecuente, provocada por la falta de una enzima, causando discapacidad física e intelectual. "Al ser una enfermedad rara, llegar a un diagnóstico resultó una odisea, estuvimos vagando entre hospitales, médicos y laboratorios, hasta que a sus cuatro años nos dieron el resultado", expresa Doretta, con entereza.
El colegio Magno, subrayan los padres de Emanuel, "es un lugar de buen nivel, laico, que ha priorizado la inclusión, y los compañeros de Manu son de oro, lo cuidan, lo incluyen, se divierten juntos. Además, sus padres están contentos que mi hijo esté en el curso, están convencidos que sus hijos aprenderán más y saldrán mejores personas", expresa Pablo con fuerza, pero también con dolor. "Nunca ninguna padre -remarca- se quejó por la presencia de Manu".
La última semana hubo una reunión informativa en la institución, para hablar sobre la matriculación 2023. Hasta allí fue Doretta y por primera vez le vio la cara a la persona que se presentó como "el dueño" del Magno College: Sebastián Boix Mansilla. "Me acerqué a hablar con él sobre el mail que había recibido días atrás y me dijo: 'Esto es una escuela privada, yo tengo mis razones y yo soy el que decide quién se queda".
Embargada por la bronca y el desconsuelo, pero con firmeza, Doretta lo dejó hablar hasta que pudo responder. "Señor, esto es una escuela, aquí se educa, aquí debe haber inclusión, no se están vendiendo manzanas o zapatos. Que sea el dueño de un colegio privado no le da el derecho a dejar a mi hijo y a otros siete alumnos con discapacidad afuera del año lectivo".
Y le recordó el artículo 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con discapacidad, que esta madre los tiene frescos e incorporados. "Reconocido por la Constitución Nacional y por diferentes tratados internacionales de Derechos Humanos, el derecho a la educación se rige por la universalidad y la no discriminación".
Boix Mansilla, según cuentan los padres, les dijo: "Su hijo baja la vara del curso y el nivel de la clase, y lo que busca el colegio es elevar los estándares académicos. Yo quiero que mi escuela se distinga por la excelencia. Además, a su hijo ninguna empresa lo va a llamar el día de mañana".