La superlativa fortuna que cosechó el ícono mundial deberá ser dividida entre sus hijos.
En medio de la conmoción que recorre el planeta por la pérdida física de Diego Maradona, también surgen interrogantes con respecto a la acaudalada fortuna que deja detrás, la cual implicará una puja de intereses entre quienes son sus herederos: Dalma, Gianinna, Diego Jr., Dieguito Fernando y Jana.
El patrimonio del Diez está compuesto por bienes, contratos e inversiones de gran valor, algunas en Argentina y otras en las diferentes partes del mundo, donde fue jugador o DT. La ley protege a los herederos forzosos (ascendientes, descendientes o cónyuge), quienes tienen derecho a recibir siempre una porción de los bienes del difunto. En el caso de los hijos está fijada en las dos terceras partes de los bienes.
El emblema del fútbol mundial tenía una propiedad en Segurola y Habana, un departamento extra y otra propiedad más moderna en Puerto Madero. Además está la casa de Rocío Oliva y su familia en Bella Vista, adquirida por él y luego cedida a ella. En cuanto a la casa en el barrio cerrado Campo de Roca, en Brandsen, y la del Tigre, donde murió, son alquiladas.
Entre sus bienes, poseía cuatro automóviles en el país, pero también le quedaron dos muy costosos en Dubai: un Rolls Royce Ghost y un BMW i8. Su fortuna se extiende hasta Bielorrusia, donde tuvo una fugaz experiencia como presidente honorario del Dínamo Brest. Allí, le regalaron un anillo de brillantes valorado en 300.000 euros, y le obsequiaron una camioneta de lujo Overcomer Hunta.
Diego cosechó una millonaria suma en su carrera como futbolista, pero más allá de eso, se estima que en los últimos años su patrimonio se multiplicó. En esta última etapa, el astro argentino firmó algunos contratos jugosos: con Konami (por el PES), con una marca de indumentaria deportiva, tiene escuelas de fútbol que llevan su nombre en China, posee inversiones en Cuba (entre ellas, un hotel) y también en Italia.
